En la actualidad muchos de los diseños interiores que observamos en nuestro día a día, son estéticos, y en muchos casos, sin una fundamentación de porque seleccionamos determinada característica a la hora de diseñar, llegando a ocasionar, en algunos casos, problemas a nuestra salud física y mental, pero ¿qué pasaría si empezamos a ver a los interiores como espacios más humanizados, los cuales nos permiten sanar y no enfermar? Por eso en esta presente investigación se da a conocer cómo es que el espacio interior puede afectarnos a la salud para bien como para mal, proponiendo diferentes puntos de vista, tantos a nivel neurológico y científicos como arquitectónicos, demostrando que nuestro entorno influye mucho más de lo que realmente pensamos. En este sentido, se pretende definir cuáles son los recursos que emplea el interiorismo y a neuroaqruitectura para crear espacios que nos ayuden a mejorar nuestro bienestar