Estudio de las habilidades sociales de un niño de 4 años con Altas Capacidades Intelectuales.

Abstract

El presente trabajo se propuso, a partir de un estudio de caso, describir las habilidades intelectuales y las habilidades sociales de un infante con altas capacidades intelectuales. Conjuntamente, se pretendió evaluar las habilidades sociales del niño con altas capacidades intelectuales, relacionar las habilidades intelectuales con las habilidades sociales del niño y analizar si los valores de las habilidades son similares o si alguno se encuentra descendido. La investigación se basa en un estudio de caso, la cual se caracteriza por estudiar un fenómeno dentro de su contexto de la vida real. El objetivo de la utilización de esta estrategia es presentar una relación completa y exacta de la realidad, donde no se puede llevar a cabo la alteración de los datos (Castro Monge, 2010). A su vez, será de carácter cualitativa descriptiva, la cual se caracteriza por tratar describir situaciones y eventos, decir cómo es y se manifiesta determinado fenómeno (Hernández Sampieri, 1991). Se trabajó con un niño de 4 años, residente en la localidad de Villa Ramallo en la Provincia de Buenos Aires (Argentina). El infante posee un diagnóstico previo ligado a las Altas Capacidades Intelectuales. A partir de la recolección de datos mediante la Escala de Observación para Padres: Habilidades de Interacción Social para 4 y 5 años (creada por Álvarez, Cañas, Jiménez y Petit, en el año 1990); la Escala de Habilidades Sociales para niños de 4 años (creada por Lacunza, Castro Solano y Contini, en el año 2008); el Inventario de Desarrollo Battelle (creado por Newborg, Stock y Wnek, en el año 1996), y el posterior análisis de los mismos se puede establecer que el niño posee un desarrollo de las habilidades sociales esperado para su edad cronológica. Asimismo, en situaciones determinadas es posible observar que el infante se comporta de manera más madura y desplegando habilidades sociales correspondientes a niños de mayor edad cronológica. De este modo, se confirma la postura de Moon, quien sostiene que los niños con altas capacidades no son propensos a sufrir problemas de adaptación debido a sus capacidades intelectuales. Asimismo, plantea que esta población desarrolla un mejor ajuste personal y social que quienes tienen una dotación intelectual menor (Moon, 2004). Sin embargo, se considera que cada caso es particular y se debe estudiar minuciosamente. Como expuso Neihart en sus investigaciones, el tipo de superdotación, el contexto educativo en el que se enmarque el niño y sus características personales, son variables determinantes para propiciar una u otra realidad (superioridad o inferioridad del desarrollo de sus habilidades sociales ante su grupo de pares) (Neihart, 1999). Finalmente, se sugiere realizar una evaluación más abarcativa, teniendo en cuenta también el área emocional, académica, el juego, lenguaje, etc. Así, se podrá tener una visión integral del niño examinado, prestando especial atención a sus necesidades y con posibilidad de atender las mismas en diferentes contextos (familiar, escolar, clínico) con el objetivo de favorecer su vida cotidiana y potenciar sus altas capacidades.