Los viejos paradigmas comunicacionales ya no alcanzan para comprender la profundidad de las mutaciones y las dinámicas que impone la tecnología. Todo está mediado por plataformas y redes que evolucionan de forma geométrica, y que obligan a una exploración profunda.
Frente a esta nueva realidad, los medios tradicionales perdieron relevancia en el espacio y en el tiempo. Muchos de ellos se sintieron impotentes para enfrentar estos nuevos y turbulentos tiempos. Más bien, se anclaron en nostalgias de otras viejas buenas épocas. Otros, en cambio, optaron por adaptarse lo más rápido que le fuera posible. Entre ellos, el histórico diario argentino La Nación, fundado en 1870. Hoy, ocupa un lugar de preeminencia entre los jugadores del nuevo ecosistema informativo, con lo cual alcanza audiencias que siempre estuvieron fuera de los públicos habituales de un periódico.
En este punto, adquiere fundamental importancia revisar los cambios en la cultura interna, los nuevos modos de vincularse con sus audiencias y las perspectivas que su mirada estratégica ofrece hacia el futuro. Se parte de la base de que lo único permanente es el cambio. Y que los procesos de adaptación son la última alternativa para la supervivencia de los medios de comunicación.